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AQ Top 5 Jóvenes Emprendedores: Rocío Mendoza

Reading Time: 2 minutesCreando cambios, un libro a la vez.
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Courtesy Rocío Mendoza

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Este artículo está adaptado de la más reciente edición impresa de AQ. Haz clic aquí para ver el resto de nuestra lista. | Read in English

Cuando los estudiantes se portan mal en las aulas de las escuelas públicas de El Salvador no son castigados con una visita a la oficina del director. En cambio, son obligados a ir a la biblioteca. Esto crea un estigma alrededor de la lectura, según dijo la trabajadora social Rocío Mendoza.

“Las bibliotecas y los libros no son espacios para el castigo”, le dijo Mendoza a AQ. “Son lugares para disfrutar, aprender y leer”.

Inspirada en su deseo de compartir su conexión con los libros, las bibliotecas y el aprendizaje, Mendoza se asoció con su colega Marilin Cabezas, con quien comenzó la iniciativa Leer Para Soñar en 2016. El proyecto, con apenas tres miembros en el equipo, ensambla y distribuye libros hechos de cartón y productos naturales con el fin de ayudar a proveer material de lectura de buena calidad en El Salvador y hacerlo de manera sostenible y responsable ambientalmente.

La idea vino del movimiento cartonero de Buenos Aires, un movimiento que produce libros artesanales de bajo costo hechos con cartón, pintura e hilos para hacerlos más accesibles. Mendoza y Cabezas postularon el concepto en un concurso de emprendimiento social para mujeres en 2016. Cuando ganaron, usaron el capital semilla para hacer despegar a Leer Para Soñar. Hoy, ensamblan y distribuyen los libros ellas mismas manualmente.

Hacer que la lectura sea más accesible, así como mejorar la opinión que tienen los estudiantes sobre la escuela, es fundamental en El Salvador, donde la tasa de alfabetización es del 88 por ciento, dijo Mendoza. Esto ha mejorado con el tiempo (en 1992, la tasa de alfabetización era del 74 por ciento), pero las dificultades económicas aún obligan a muchos estudiantes a abandonar la escuela para poder trabajar. La violencia también es un obstáculo. “Las escuelas ni siquiera son espacios seguros para que los niños puedan distraerse de la violencia en sus comunidades”, dijo Mendoza. “Son tan solo otro de los espacios en los que están forzados a estar”.

A pesar de sus esfuerzos, darles los libros a los estudiantes que más los necesitan sigue siendo un reto. “Los profesores y los directores se nos cierran porque somos jóvenes y tenemos metodologías diferentes”, dijo Mendoza. “Hay mucha desconfianza”.

Pero, a pesar de estos obstáculos, Cabezas dice que su objetivo sigue firme: “promocionar la educación de buena calidad”, dijo y, especialmente, “que los estudiantes lo disfruten”.

Tameez es una periodista independiente

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