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Reflexiones durante mi visita a La Habana



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El Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana comenzó en 1979 y se repite cada diciembre. Es una oportunidad única para conocer a cineastas reconocidos y prometedores en América Latina. Es el lugar donde recién conocí al actor René Esquivel.

René Esquivel está “en la cresta del anonimato,” leo por ahí, intentando saber más de él. Efectivamente, parece ser un ilustre desconocido. Pero en el hotel Habana Libre, este hombre de cabello canoso es el botones más popular. Y como gran parte de los cubanos, aunque se gane la vida cargando maletas a los turistas, René es en verdad otra cosa. Es músico y también está vinculado al cine. O por lo menos eso es lo que desea.

Como buen caribeño, durante los días del Festival de La Habana, René me recibió con un piropo: “¡Usted debe ser una actriz…!” exclamó, ladeando la cabeza al tiempo que soltó una sonrisa que dejó ver sus dientes gastados. Este ha debido ser un hombre muy guapo. A sus sesenta y tantos años todavía lo es.

Yo le seguí la corriente, pero en el camino le conté que no voy al Festival sino que preparo una película. Sorprendido, inmediatamente me contó que él participó en un documental: When Castro Seized the Hilton (Cuando Castro tomó el Hilton) señaló, esta vez con seriedad. Y como no le entendía lo que decía, repitió un par de veces más el nombre de la película pero en voz baja. “Es un documental que cuenta el día aquel que Fidel tomó el hotel, el Hilton, éste… Bueno, aquí no lo pasaron… usted sabe, aquí… cuestiones políticas…” Y entonces lanzó una infinidad de datos que no alcancé a memorizar. El caso es que sí, René participó en el documental del noruego Bjarte Thoresen, producido por Bente Olav para Frameline Film, el año 2009.

En el documental, René da su testimonio como empleado del entonces Habana Hilton. Cuenta cómo vivieron ellos el día que el Comandante llegó, ese portentoso 8 de enero de 1959. “Entonces fue verdaderamente Habana Libre” dice René que parece el dueño del hotel. No parece, es. Porque a sólo un año de haberse inaugurado, el 19 de marzo de 1958, con la presencia del mismísimo Conrad Hilton y una constelación de estrellas del espectáculo, el Habana Hilton, uno de los hoteles más lujosos del mundo, pasó de sopetón a propiedad del Estado por obra de la revolución. Fidel y los suyos se instalaron allí e hicieron del Habana Hilton el cuartel y símbolo de la revolución. Lo llamaron Habana Libre (1961) y pasaron su administración a los empleados del hotel.

Cincuenta y cuatro años después, el Habana Libre está viejo y se le nota. Hoy está a cargo del grupo Sol Meliá por acuerdo con el estado cubano. Pero su deterioro se compensa con la vista más hermosa que se pueda tener de la isla. Desde allí René me sorprende contándome lo que en verdad hace. Es cantante. Y cantó nada menos que con Buena Vista Social Club. Sí. Y comienza: “Dos gardenias para ti… Con ellas quiero decir… te quiero, te adoro, mi vida…”

Y entonces, este hombre moreno y canoso nuevamente me lanzó infinidad de datos, nombres, fechas, discos, músicos y anécdotas. Recuerdo haber escuchado los nombres de Rubén Gonzáles, Ibrahim Ferrer, Compay Segundo…, como si fuesen sus vecinos. Y hay más. René me dijo: “tú conoces la canción—y cantó ‘Hasta siempre Comandante…’—pues yo la tengo. Esa la grabamos… el año…” Y así, René va desgranando los pasajes más queridos de su vida. Yo lo miro, vestido como soldadito de plomo, y pienso en Carpentier. Lo real maravilloso habita allí, y aquí. 

Al día siguiente, René me pasó su disco. Un DVD pelado, sin nombre ni etiqueta. Lo escuché y sí, parece René. Pero como habla muy rápido y nos vimos casi al paso, no logré entender bien su faceta de músico. Sólo el día de mi partida le pedí sus datos en serio. Y me los dio. Y lo encuentro en Google, con algún esfuerzo comprensible. En Cuba el internet es tan precario que René sólo puede estar “en la cresta del anonimato.”

René Esquivel tiene una banda: “René y los grandes del tres.” Y su versión de “Hasta siempre comandante” está registrada entre las centenas que de ella hay.

René me contó que ayer estuvo en la radio. Me entero. Allí adelantó—me lo dice seriamente—que él hará la música de una nueva película. La mía. Me entero también.

Nos tomamos unas fotos y su despedida no pudo sino ser un hermoso bolero compuesto ese mismo segundo:  a vente que se quiere siempre se vuelve a encontrar”da. Y lo encuentro en Google, apenas pero contundente. Rendo ser un hombre “La gente que se quiere siempre se vuelve a encontrar,” me dijo sonriendo.

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Cecilia Lanza

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