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Yosoy132: perspectivas a futuro



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El 1 de diciembre de 2012, Enrique Peña Nieto asumirá la presidencia de los Estados Unidos Mexicanos. Ante eso, ¿cuál debe ser la reacción de Yosoy132?

Los caminos a seguir son muchos y variados. El primero, y el más improbable de todos, sería la disolución del movimiento ante los hechos consumados. Esto se podría apoyar, además, en el miedo a la represión gubernamental, pues es sabido que el ahora llamado presidente electo no le tiene ninguna simpatía a este grupo de jóvenes. Los hechos muestran, sin embargo, que esta disolución no ocurrirá.

Otro camino sería el de la violencia, mismo que también se puede descartar de antemano por diversas razones, pero en especial por la enorme inseguridad que vive el país, producto del problema del narcotráfico y la cada vez mayor presencia del ejército en las calles, además de todos los problemas que un estallido violento acarrearía para la nación. Por otro lado, y aunque algunos analistas lo llegaron a ver así, en México no está ocurriendo una “primavera” al estilo de los países árabes. La mayor parte de la población, ya sea por miedo o por apatía, no está dispuesta a participar en una rebelión armada.

Siendo así, no queda más que optar por la vía pacífica, en la que se abren a su vez varias opciones. Pueden seguir como un movimiento ciudadano de presión, tal y como se encuentran ahora, realizando actos de protesta como manifestaciones, plantones o tomas simbólicas de instituciones gubernamentales. Desgraciadamente, la experiencia reciente nos indica que eso no intimida al gobierno y rara vez lo hace cambiar una decisión. Por otro lado, las grandes televisoras jugarían en su contra, encargándose de silenciarlos mediáticamente, tal y como hicieron con el movimiento lopezobradorista en los últimos seis años, o coptando a algunos de ellos (como ejemplo de esto, tenemos el caso de Antonio Attolini, ex vocero del movimiento en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y que ahora participará en un programa de Televisa tras romper con el movimiento).

Claro que aquí entrarían en juego las capacidades de estos jóvenes para utilizar la tecnología moderna y las redes sociales, para demostrarle a la comunidad que siguen vivos y luchando.

Se podrían decidir, en un segundo caso, por una resistencia más organizada que podría realizar actos de desobediencia civil tales como el no pagar impuestos, boicotear actos públicos del gobierno, hacer propaganda negativa de éste en foros internacionales, tomar casetas de cobro en las autopistas, realizar plantones, etc. Sabemos también, por la misma experiencia, que esto muchas veces no funciona, debido a la capacidad gubernamental de ignorar con todo cinismo dichas muestras de descontento y la poca participación de la sociedad en esto.

Otra opción es convertirse en una Asociación Política Nacional, cosa que, por la conformación misma del movimiento, sumamente plural, se ve muy difícil. Esto, además, implicaría aceptar las reglas del sistema político mexicano, que es precisamente lo que combate Yosoy132. Así, podrían caer en el juego de la corrupción, las traiciones y la impunidad que caracterizan a la clase política nacional.

Quizá lo más prudente sea lo que están comenzando a realizar los jóvenes. Colaborar con otros grupos de resistencia, sin perder su propia independencia, para así adquirir mayor fuerza de presión. Tienen que aprovechar el enorme descontento de la sociedad mexicana y convencerla de que pierda el miedo de luchar por sus derechos más fundamentales.

Las opciones son muchas, con riesgos, ventajas y desventajas. Lo que corresponde hacer, lo tiene que definir Yosoy132 en los próximos días. Esperemos que consigan iluminar esta oscuridad.

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