Politics, Business & Culture in the Americas

Los ‘outsiders’ enfadados de América Latina

Reading Time: 2 minutesEn esta nueva edición de AQ le damos un vistazo a las elecciones de 2018 en la región y explicamos por qué los nacionalistas antiestablecimiento están subiendo en las encuestas.
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Bolsonaro: Marcus Leoni/Folhapress; Obrador: AP

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Este artículo fue adaptado de la edición impresa de AQ sobre transparencia y las elecciones de 2018. 

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Uno es un izquierdista mexicano. El otro es un brasileño archi conservador. Los dos son tan diferentes que no querrían aparecer uno al lado del otro en nuestra portada.

Pero los candidatos presidenciales Andrés Manuel López Obrador y Jair Bolsonaro tienen un gran elemento en común: los dos son nacionalistas que han hecho del combate a la corrupción su grito de guerra. Esto pondría a prueba una fórmula ganadora en un año donde dos de cada tres latinoamericanos elegirán a un nuevo presidente, en medio de una indignación generalizada contra la corrupción nunca vista antes.

Brasileños y colombianos, que votarán en 2018, consideran a la corrupción como el mayor problema del país, de acuerdo con el último sondeo de la encuestadora Latinobarómetro. Para los mexicanos es menos crítica que la violencia del crimen, pero más importante que la economía. La corrupción no es algo nuevo en América Latina, pero ahora hay más foco en ella. Las revelaciones del caso Lava Jato en Brasil enfurecieron a millones en una región donde el electorado está probablemente más educado y hay más contribuyentes de clase de media que hace 20 años. El avance de la tecnología y autoridades judiciales más independientes han hecho que los acuerdos en las sombras sean más difíciles de ocultar.

Enfrentados a este cambio, varias élites han respondido con la negación, la indiferencia, o peor. El llamado “perdón de Navidad” del presidente de Brasil, Michel Temer, para los condenados por el caso Lava Jato ha sido el último de los intentos por socavar la investigación. El arresto en diciembre de un aliado del presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, recordó al electorado la descomposición que existe dentro de su partido. Mientras algunos líderes de los hombres de negocios han reconocido la necesidad de un cambio, el implacable repiqueteo de nuevos escándalos sugiere que los viejos hábitos difícilmente mueren.

Con cada nuevo escándalo, la furia de los votantes crece, y los “outsiders” suben en las encuestas. Bolsonaro es un defensor de la dictadura cuya autoproclamada conversión a la economía de mercado aún no ha convencido a muchos inversores. Pero las encuestas sugieren que los electores podrían pasar por encima de sus pecados si logran verlo como el único candidato capaz de “limpiar” Brasil. En la izquierda, López Obrador y el colombiano Gustavo Petro podrían, de resultar electos, tratar de cerrar dos de las economías más abiertas de América Latina.

Pero hay un camino alternativo: una reforma. Los candidatos más moderados no deberían temer ofender intereses arraigados y deben sumarse a la lucha por la transparencia. En este sentido, algunos de los principales personajes del movimiento anticorrupción en América Latina ofrecen propuestas, incluidos el juez del caso Lava Jato, Sergio Moro, la jefa anticorrupción argentina Laura Alonso y el ex fiscal general brasileño Rodrigo Janot.

Es difícil creer que, en la era de Donald Trump y el Brexit, cualquiera pueda estar satisfecho con el atractivo de los nacionalistas que prometen “drenar el pantano”. Pero el “establishment” latinoamericano se está quedando sin tiempo. Sin un cambio, el paisaje político de la región podría verse radicalmente diferente en un año.

 

  — Brian Winter, Editor Jefe

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Winter is the editor-in-chief of Americas Quarterly and a seasoned analyst of Latin American politics, with more than 20 years following the region’s ups and downs.

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