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#Yosoy132: la cara más reciente de una larga tradición



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Los movimientos estudiantiles en México no son nada nuevo. En 1912 una huelga estudiantil dio origen a la Escuela Libre de Derecho y en 1929 otra huelga de estudiantes consiguió la autonomía para la Universidad Nacional. Pero el gran momento llegó en 1968 cuando, enmarcado en un movimiento global de rebelión juvenil del cual muchos quizá no tenían conciencia, los estudiantes mexicanos encabezados por las universidades públicas, salieron a la calle en busca de un México más democrático y justo. Fueron duramente reprimidos el famoso 2 de octubre en Tlatelolco, y cuando quisieron volver a levantar cabeza en 1971, recibieron una nueva dosis de contención gubernamental.

Tuvieron que pasar casi treinta años para que, en 1999, los estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) volvieran a dar la cara en defensa de la educación gratuita y del carácter público de la misma. Después de un largo año, el gobierno volvió a reprimir. Al tiempo que eso pasaba en la capital, en las principales ciudades de provincia se desarrollaron diversas huelgas estudiantiles locales, especialmente en Michoacán y Jalisco. Todos estos movimientos tenían, sin embargo, algo en común: todos tenían su origen en las universidades públicas.

En mayo de 2012 vimos el nacimiento de uno diferente. Durante la visita que el entonces candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a la presidencia de México, Enrique Peña Nieto, realizó a la Universidad Iberoamericana, de tradición jesuita, una gran cantidad de alumnos de ésta decidieron rechazarlo. El mal manejo que el PRI hizo de la situación, acusando de infiltrados a los alumnos que se manifestaron, así como minimizando el acontecimiento, aunado al silencio informativo de los principales medios de comunicación, impulsaron a un grupo de 131 alumnos de dicha universidad a realizar un video en el que mostraban su credencial de alumnos y aseguraban haber estado en la protesta. A raíz de eso surgió Yosoy132, un movimiento de estudiantes que rápidamente se propagó a otras instituciones educativas y que pronto se convirtió en el más importante desde 1968.

¿Qué lo hizo diferente a otros movimientos anteriores? El hecho de haber surgido en una universidad privada, a la que acuden en su mayoría jóvenes de familias acomodadas, y no en una universidad pública, donde tradicionalmente se han desarrollado este tipo de movimientos. Mucha gente se sorprendió al ver que estos jóvenes dijeron “ya basta” pues la mayoría de ellos eran muy pequeños cuando el PRI dejó la presidencia en el año 2000 como para recordar aquellos tiempos, y es poco probable que sus padres hubieran participado en algún movimiento anterior. En eso radicaba la novedad. Y más asombro causó en la sociedad cuando jóvenes del Tecnológico de Monterrey (ITAM), de la Universidad Panamericana e inclusive de la Universidad Anáhuac (ésta última perteneciente a los Legionarios de Cristo y la anterior al Opus Dei) se sumaron a ellos.

Eso sí que era histórico: jóvenes de las más elitistas universidades mexicanas saliendo a exigir elecciones limpias y a protestar por el monopolio de los medios de comunicación, que en México se encuentran en manos de dos grandes consorcios, Televisa y TvAzteca. Y para complicar aún más las cosas, pronto aparecieron células del movimiento en prácticamente toda la República e inclusive en muchas ciudades del mundo. En cualquier lugar donde hay mexicanos, han surgido pequeños grupos de Yosoy132, desde Nueva York hasta Arabia Saudita o China, situación que ni siquiera en el movimiento estudiantil de 1968 se había presentado.

Y así salieron a las calles. Al poco tiempo los vimos organizar manifestaciones frente a las oficinas centrales de Televisa, llamar a la gente a no votar por el PRI e invitar a las universidades públicas a sumarse a ellos. Comenzaron también a organizarse creando asambleas y mesas de discusión, incluyendo una para estar en contacto con los grupos internacionales. Al igual que en 1968 decidieron hacer un movimiento horizontal, sin líderes, para evitar así ser contenidos por el gobierno. Inmediatamente comenzaron a sufrir agresiones, las cuales denunciaron ante medios y gobiernos locales.

El 1 de diciembre Enrique Peña Nieto asumirá sus funciones como presidente del país. ¿Qué hará entonces Yosoy132? Al margen de las previsibles protestas que se realicen ese día, el movimiento necesita definirse y plantear claramente cuál es su intención a futuro, a riesgo de perder fuerza y terminar por diluirse. Es innegable que vienen días aciagos y que deben esperar un aumento significativo de la represión. Pero a fin de cuentas son jóvenes y el futuro es suyo. Si ellos no se encienden, ¿quién iluminará ésta oscuridad?

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