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El “laboratorio” cerrando la brecha de género en el ámbito tech de América Latina

Organizaciones como Laboratoria están ayudando a que mujeres de clase trabajadora puedan integrarse al mundo insular de la programación.
Estudiantes aprenden a programar durante un programa de capacitación de Laboratoria en Lima.Laboratoria
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Este artículo fue adaptado del reportaje especial de AQ sobre cómo cerrar la brecha de género | Read in English

LIMA — Anais Olivares siempre ha sido bastante ingeniosa. Al crecer en Nueva Esperanza, un suburbio superpoblado y de bajos recursos a las afueras de Lima, tenía que serlo.

Sin tener conexión a Internet en su casa, Olivares hizo su tarea escolar añadiendo cada vez cinco soles (unos 1.50 dólares) de datos a un celular y usándolo como hotspot personal intermitente —y poco fiable—. Otras veces usaba la conexión Wi-Fi en casa de su tío, y le pagaba arreglando viejas computadoras portátiles estropeadas que él esperaba poder revender.

El resultado fue que Olivares pasó mucho tiempo en YouTube aprendiendo a arreglar viejas computadoras, fomentando un conjunto de habilidades y un interés que, a la larga, pagaría dividendos.

“Creo que siempre estaba buscando la manera de salir de esa caja de ser mujer y tener que ser una señorita”, dijo Olivares a AQ.

La madre de Olivares se sacrificó para pagarle un programa de diseño gráfico en una escuela técnica. Pero después de graduarse, los potenciales empleadores le dijeron que necesitaba aprender varios programas de software con los que no estaba familiarizada.

Presionada por ayudar a mantener a su familia, Olivares buscaba cualquier tipo de trabajo estable cuando se encontró con Laboratoria, una organización sin fines de lucro que capacita a mujeres jóvenes, en su mayoría de orígenes desfavorecidos, en programación informática.

Un programa de capacitación de seis meses en Laboratoria ayudó a Olivares a adaptar sus habilidades a un mercado de trabajo exigente, y finalmente consiguió trabajo como programadora en una empresa de telecomunicaciones. Los hombres superan a las mujeres nueve a uno en los campos de programación en América Latina, pero Olivares no está sola —y Laboratoria es parte de la razón por la cual no lo está.

Fundada en 2014 por la empresaria de la tecnología peruana Mariana Costa Checa, el objetivo principal de la organización es reducir la brecha de género en el ámbito de la tecnología, basándose en la convicción de que todas las mujeres —y no sólo las que provienen de universidades de élite— pueden prosperar en la industria tecnológica, actualmente dominada por los hombres, si se les da la oportunidad.

“Desencadenamos o encontramos talento en la tecnología (en lugares que) de otra manera se consideran irrazonables”, afirmó Karen Kelly, gerente de alianzas regionales de Laboratoria, a AQ.

El énfasis en los estudiantes de bajos ingresos es fundamental para el enfoque de Laboratoria. Los inscritos sólo pagan la matrícula si consiguen un trabajo dentro de los seis meses siguientes a su graduación, y luego lo hacen gradualmente a lo largo de dos años. La organización presta computadoras portátiles a los estudiantes que lo necesitan y les ayuda a prepararse para las entrevistas de trabajo así como a negociar sus salarios.

Más de 1600 mujeres como Olivares se han graduado en los programas de capacitación de Laboratoria como desarrolladoras web y diseñadoras de experiencia de usuario. En total, más del 80% de las estudiantes terminan con éxito el programa, y casi el mismo porcentaje consigue trabajo en un campo relevante en un plazo de seis meses. Algunas son contratadas de inmediato por empresas tecnológicas, bancos, startups o instituciones multilaterales a lo largo de toda la región. Laboratoria se ha ganado los elogios del expresidente de los Estados Unidos Barack Obama y ha recibido fondos de Microsoft, Google, BlackRock y USAID. Desde su fundación en Perú, la organización se ha expandido a Brasil, México, Colombia y Chile y ahora, después de hacerse virtual durante la pandemia, está duplicando sus planes para llegar a las mujeres de forma remota.

Laboratoria forma parte de un impulso más amplio para apoyar a una generación de mujeres programadoras en América Latina que se está deshaciendo de los estereotipos de género para aprovechar las oportunidades en algunos de los campos de más rápido crecimiento de la región. Cuando la organización comenzó sus programas de capacitación de programación en Perú en 2014, sólo el 7% de los programadores web del país eran mujeres, según una encuesta hecha por la comunidad peruana de Mozilla. Cuatro años más tarde, esa cifra se había elevado al 17%. Lo más importante es que los empleos de programación suelen estar bien remunerados incluso para los que no tienen títulos universitarios, lo que crea una oportunidad para las mujeres que puede que no hayan tenido acceso a la educación superior.

Fabiola Leon-Velarde, la directora de CONCYTEC, una agencia del gobierno que promueve la ciencia y la tecnología en Perú, dijo que los encargados de formular políticas públicas deberían tomar nota. América Latina padece una escasez de casi medio millón de profesionales de la tecnología de la información, según la Corporación Internacional de Datos, y las mujeres constituyen una parte desproporcionada de los “ninis”, jóvenes que ni estudian ni trabajan y que podrían beneficiarse de alternativas a la educación universitaria.

“Las mujeres ofrecen enormes posibilidades en el campo de la tecnología”, dijo Leon-Velarde a AQ, culpando al sexismo de limitar su potencial. “Esta es una disciplina que vamos a necesitar mucho especialmente si la tecnología de la comunicación sigue tomando un rol cada vez más central”.

Mariana Costa Checa, fundadora del programa Laboratoria. (Cortesía de: Laboratoria)

COVID-19 complica el panorama, pero también puede ofrecer oportunidades a las mujeres que quieran seguir los pasos de Olivares. Las graduadas de Laboratoria han tenido más dificultades para encontrar trabajo durante la actual crisis, pero Kelly cree que la demanda de desarrolladoras web puede aumentar en el futuro a medida que la pandemia empuje a más compañías e industrias a digitalizarse.

Es difícil sobrestimar los beneficios generales que trae reducir la brecha tecnológica de género. Proporcionar igualdad de oportunidades para los trabajadores de programación ayudará a asegurar que las mujeres reciban una parte justa del botín del auge tecnológico, pero también es clave para construir un mundo digital con menos prejuicios masculinos, señalan los expertos.

Mariel Quezada, graduada de Laboratoria de Chile, trabaja para una aplicación que permite a los consumidores comparar los precios de los productos farmacéuticos. Ella afirma que sus colegas masculinos tienden a pasar por alto la forma en que los diferentes usuarios pueden experimentar un producto, lo que lleva a ajustes que la hacen accesible para más personas.

“Siempre estoy pensando en cuestiones como el tamaño de la fuente”, dijo Quezada a AQ.

En última instancia, los programas de capacitación de Laboratoria se tratan casi tanto de transformaciones personales como de transformaciones profesionales. Desde que trabajó en telecomunicaciones y más tarde en una consultoría y en un banco, Olivares ha dejado pasar nuevas oportunidades de trabajo para regresar a Laboratoria como instructora para ayudar a las futuras estudiantes.

“Laboratoria forma a muchas mujeres que quieren cambiar el mundo —su mundo y el mundo que les rodea”, dijo. “Puede sonar ambicioso pero de eso se trata”.

Se anima a las estudiantes a que experimenten, colaboren y tomen con calma las críticas y los errores. El objetivo es enseñarles las “habilidades blandas” necesarias para contribuir como profesionales y como líderes, señaló Kelly.

“El primer mes es muy, muy difícil porque tienes que cambiar tu chip interno”, dijo Lesly Muñoz, una recién graduada que se incorporó a Laboratoria después de batallar para encontrar un trabajo con su título de psicóloga. “Durante mucho tiempo me convencí a mí misma de que no podía aprender cosas relacionadas a la tecnología o a la ingeniería, pero en realidad no podía aprenderlas sólo porque pensaba que no podía. Ese cambio de mentalidad es lo más importante de Laboratoria”.

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Taj es una periodista independiente que reside en Lima.


Tags: Education, employment, Gender, Jobs, STEM, Technology, women
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